¿Cuáles son esas actitudes?:
1. Optar por el silencio como forma de expresar
una respuesta negativa. Es común que nos hagan propuestas que no satisfacen
nuestros intereses y, por lo tanto, no tenemos que aceptarlas. Lo correcto es
expresarle al proponente nuestro rechazo y las razones porque las rechazamos.
Sin embargo, muchas personas optan por no informar su desacuerdo y dejar que el
tiempo pase, para que el proponente asuma que el silencio es señal de que la
propuesta no fue aceptada. Hay una variante más dañina y es cuando se promete
que se llamará o se escribirá para responder y nunca se ejecuta la acción.
2. No responder los correos electrónicos o las
llamadas recibidas. Esta actitud es similar a cuando alguien te extiende la
mano para saludarte y no estrechamos la misma. Puede ser que se quiera eludir
un asunto espinoso o es falta de hábito. Cualquiera sea la razón, puede
significar la pérdida de una magnífica oportunidad para crear o cerrar un buen
negocio.
3. Take it or leave it: No negociar. Muy vinculada a la primera actitud y es
expresión de una posición extrema. Las propuestas u oportunidades de negocios
no siempre se ajustan a nuestros intereses o necesidades, pero ello no implica
obligatoriamente que tengamos que descartarlas de primera intención. Debemos
ser capaces de “separar la paja del grano”, es decir, dejar a un lado lo que no
nos satisface y fijarnos en los detalles que pueden representar un gran
potencial en el mediano y largo plazo para ir a negociar con el proponente
alguna alternativa de flexibilización. Pongamos por ejemplo el factor más común
de rechazo de una propuesta que es el costo de la misma. Se puede tratar de
negociar una reducción, o una inclusión de otros objetivos por el mismo precio o
incluso establecer un plan de pago más acorde con las condiciones financieras
del interesado. Lo que ocurre en muchas ocasiones es que se rechaza la
posibilidad de negociar y se prefiere ir a buscar otras alternativas más
económicas, que no necesariamente garantizan un buen producto o servicio.
Recordar que “lo barato sale caro”.Una relación de negocio se cimienta sobre la confianza y la buena comunicación entre todas las partes y las actitudes aquí identificadas apuntan en la dirección opuesta.
Además de representar razones que pueden
abortar magníficas oportunidades de negocio, estás actitudes dejan mucho que
desear en el plano de las relaciones humanas (algunas de ellas por no ser
éticas) y pueden fomentar percepciones negativas con relación al carácter y
seriedad de aquellos que las manifiestan.