lunes, 28 de noviembre de 2011

UN PLAN DE EMERGENCIA ECONOMICA PARA PUERTO RICO

En días pasados un grupo de destacados economistas del Recinto Universitario de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico presentaron un plan económico que permitiría sacar a la isla de la precaria situación económica en que se encuentra desde hace varios años. Lo novedoso y alentador de la propuesta es que está centrada en la reactivación o desarrollo de sectores productivos con capital y talento local como la construcción, la agricultura y la biotecnología.
¿Por qué consideramos novedoso y alentador la propuesta?. Porque a pesar de que la crisis económica de Puerto Rico es estructural, de agotamiento de un modelo económico con deficiencias estructurales como su excesiva dependencia de los servicios como motor impulsor del crecimiento, las soluciones que se han escuchado en los últimos años han estado dirigidas a perpetuar el carácter de apéndice de esta isla de la economía mundial.
La prosperidad de un país o territorio radica en su capacidad de generar riqueza y ello se logra en el acto de la producción y no con los servicios, cuya función es distribuir la riqueza producida en otros sectores. Lo que se ha dedicado Puerto Rico en los últimos 50 años es, precisamente, distribuir o redistribuir la riqueza producida por otros, sin plena y eficiente capacidad de captar tajadas importantes de esa riqueza que ha terminado exportándose hacia otras latitudes. Porque eso es lo que ha pasado, por ejemplo, con las farmacéuticas asentadas en la isla: son empresas foráneas, que utilizan el territorio y la mano de obra puertorriqueña para desarrollar un proceso de producción estilo maquiladora, cuyo principal valor agregado se origina en otra parte del mundo y donde la gran proporción de la riqueza generada termina realizándose en otro rincón del planeta.
Para que Puerto Rico pueda salir de la crisis económica fortalecidamente, tiene que apostar por un nuevo modelo económico que tienda, entre otros componentes, a crear de nuevo una mentalidad productora local y esa es la gran virtud de la propuesta de los economistas de Mayagüez.
Otro principio que debe tener el nuevo modelo económico es el de propiciar una economía diversificada, es decir, que no se sostenga en un solo o pocos sectores y que logre mantener un balance adecuado entre los sectores productivos y de servicios. Y siendo prácticos, Puerto Rico debe apelar a aquellos renglones donde ha exhibido una cierta ventaja comparativa como es el turismo. En este sentido, llama poderosamente la atención el hecho de que en la propuesta de los economistas no estuvo mencionado dicho sector. Es cierto que la actividad turística internacional de la isla ha perdido dinamismo desde los años 90, pero a pesar de ello se ha mantenido, sin mucho ruido, aportando económicamente y es una alternativa viable para economías como la puertorriqueña con un tejido productivo bien delgado.
La causa central del bajo dinamismo de la actividad turística internacional de Puerto Rico es la poca prioridad que se le ha dado al turismo en el modelo económico del territorio. Históricamente, otros han sido los sectores que se les ha adjudicado el papel de ser el principal motor impulsor del crecimiento y desarrollo y en este contexto al turismo se le ha tratado como un sector más, lo cual contrasta con la jerarquía asignada a la actividad en países como República Dominicana y Cuba, por solo mencionar dos ejemplos.
Si Puerto Rico le da la prioridad debida al turismo dentro de su modelo de desarrollo económico, estaría en condiciones de volver a dinamizar su actividad y de encarar la solución o minimización de las debilidades estructurales de su modelo turístico, que son: excesiva dependencia del mercado norteamericano, poco flujo de turistas no puertorriqueños, alta concentración de turistas en el Area Metropolitana y limitado tiempo de permanencia de los turistas en el país.
Una de las medidas esenciales que Puerto Rico debe adoptar para redinamizar el sector es la diversificación de la oferta turística interna. Esta propuesta va dirigida en dos direcciones. Por una parte, se debe desconcentrar el turismo del Area Metropolitana mediante la práctica de un turismo multidestino entre la capital y el resto de la isla. El turismo de multidestino posibilitaría que el turista no solamente visite la capital, sino también pueda disfrutar del inmenso potencial de atractivos naturales que se encuentra fuera de la capital, como por ejemplo las que existen en las áreas oeste, sur y centro de la isla.
Por otra parte, la diversificación de la oferta turística, entendida como el incremento de la oferta de diversas actividades y posibilidades recreativas en general, posibilitaría un mayor tiempo de estancia del turista en la isla. Hay que incrementar y fortalecer la práctica de diversas modalidades de turismo como son: turismo ecológico, turismo de pesca y fotografía submarina, campismo, turismo cultural y de festivales, turismo histórico, turismo de eventos, entre otros. Algunas de estas modalidades, como el turismo histórico, implicarían el involucramiento de diversos actores como los gobiernos municipales y la comunidad.
Otra de las medidas claves es la diversificación de los mercados emisores. Europa es un mercado que se debe privilegiar en las posibilidades de diversificación, no sólo por el hecho de agrupar a naciones con altos niveles de ingresos percápitas, sino también por la fortaleza del euro frente al dólar que hace más barato para los europeos hacer turismo en Puerto Rico. América Latina es otra plaza con cierto atractivo en una estrategia de diversificación, sobre todo México, Chile, Brasil y Argentina, que son economías que han experimentado sólidos comportamientos económicos en los últimos años, con una clase media con un creciente poder adquisitivo y con monedas que han tenido cierta apreciación con respecto al dólar.

domingo, 13 de noviembre de 2011

EL PORTAFOLIO DE OPORTUNIDADES O EL TIGRE EN ACECHO

Estamos enfrentando una situación económica mundial con muchas incertidumbres: la crisis de Grecia sin resolverse, la amenaza de una reestruturación de la zona del Euro y de una desaceleración de la economía china, la economía norteamericana creciendo pero con dudas. Bajo este escenario es lógico esperar que las empresas no adopten acción alguna de envergadura hasta que el panorama internacional se esclarezca un poco. Aceptando que ese fuera el curso de acción más correcto (aunque tengo mis reservas), ello no debe significar que los empresarios se crucen de brazo en espera de mejores tiempos. Las crisis económicas y sus derramas son cíclicas y después de la recesión viene la recuperación y expansión y hacia ese futuro deben colocar su mirada.
Los empresarios deben ir desde ahora valorando opciones de mercado globales que pudieran significar atractivas plazas para negocios más allá de sus fronteras, ya sea como plaza de inversión, exportación o importación. Deben ir recopilando y analizando toda la información útil existente sobre aquellos mercados que pueden resultar más afines para sus intereses de negocio; es algo así como ir creando un portafolio de oportunidades futuras. Similar como hace un tigre cuando desea capturar a una presa: se agazapa en la jungla, observa con detenimiento a sus posibles presas y espera con paciencia hasta que identifica aquella que le garantizará, sin grandes contratiempos, un suculento manjar.
En nuestro caso, el “manjar” es ese mercado que podría garantizar una inserción altamente beneficiosa para aquel empresario con deseos de ampliar  sus horizontes empresariales.
Y hoy en día hay muchas opciones muy interesantes, algunas de ellas ubicadas en América Latina y el Caribe. Varios países en este subcontinente han sido capaces de navegar con aplomo y dominio en las turbulentas aguas de la crisis económica iniciada en el 2008 y, aprovechando coyunturas muy favorables junto con un sabio manejo de políticas macroeconómicas, han podido salir airosos o con menores daños de dicha crisis. Algunos ejemplos son Colombia, Panamá, Perú, Brasil, Chile, Argentina y República Dominicana entre otros. A Colombia y Panamá se le añade ahora la puesta en vigor del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, un marco muy prometedor para comercio e inversión.